¿Cómo ser un buen anfitrión? La palabra “anfitrión” que data desde la mitología griega, la utilizamos como un sustantivo que da el sentido de aquel que “nos recibe en su casa” o que nos “acoge en su mesa”, “en su oficina”, “en un evento”, etc. Hoy te ofrezco unos tips para cuando vayas a recibir a un huésped en tu casa, pero para que se sienta como en su propia casa.
Antes de hospedar. Conoce al que va a ser tu huésped con anticipación. Investiga sus intereses, sus actividades y sus gustos. Si tienen algún interés común, será más fácil planificar su visita.
Prepárate. Confirma los días de su llegada y su itinerario de viaje. Si llega para una actividad específica, asegúrate de conocer su agenda.
Fechas de comienzo y final de la visita. Ser un buen anfitrión también indica que de una manera cortés pero firme harás saber a tu huésped qué día(s) estarás disponible y qué día (s) tiene que terminar su visita.
Comodidad. Debes pensar en que tu huésped se sienta a entera comodidad. Para ello, asegúrate que su habitación y el cuarto de baño estén completos con todos los utensilios necesarios. Controla también la temperatura de la casa y que tu refrigerador esté siempre lleno.
A su llegada. Recibe a tu huésped de manera agradable, con simpatía, sin exageraciones. Enséñale los diferentes ambientes de la casa que desees mostrar y ofrécele descanso antes de presentarle a todos los miembros de la familia y los otros ocupantes de la casa.
Actividades. Ten a mano mapas para que sepa su recorrido por la ciudad. Si tiene tiempo dentro de sus propias actividades, sugiérele actividades que puedan realizar juntos, será algo que tu huésped apreciará.
Horarios. Comparte los horarios de los miembros de la familia. Si tienes cosas que hacer durante la estadía, coméntaselo a tu huésped, tiene que saber.
Durante la visita. Un buen anfitrión jamás debe estar constantemente pegado al huésped, pero sí, debes estar pendiente y en constante comunicación.
Sé claro. Sin ser muy autoritario, hazle conocer, con cortesía, las normas y reglas del hogar; por ejemplo permitirle llevar comidas a la habitación o el lugar donde puede fumar, etc.
Despedida. Hay huéspedes y hay huéspedes; sin embargo, aunque estemos cansados y hasta hastiados por la visita, debes ser cordial hasta el final. Despide a tu huésped agradeciendo su visita y si posible, facilítale una breve merienda para el camino.
Ahora ya depende de ti tener la perfecta etiqueta para recibir a tu próximo huésped, con gracia, sencillez y hospitalidad puedes asumir a cabalidad el papel de buen anfitrión. Después de todo, y me viene a la mente la cita de Esquilo, dramaturgo griego: ¿Qué hay más amable que el sentimiento entre anfitrión y huésped?