Las clínicas y hospitales son de por sí lugares especiales de reposo y tranquilidad.  La etiqueta también tiene su lugar en la consideración por el enfermo y el respeto por los familiares.  He aquí algunos puntos a considerar antes de tu próxima visita a un hospital.  

Haz silencio.  Los enfermos necesitan su espacio y silencio.  Son más sensibles a ruidos fuertes; así que evitas risas, carcajadas o llamadas por celulares.

Salas de espera.  Las salas de espera son compartibles por personas con el mismo propósito que tú.  Por respeto, guarda silencio, no derrames basuras y mantén la  compostura evitando explayarte en los sofás.

Visita corta.  Los pacientes necesitan descansar, tu visita debe ser corta; nada de tertulias interminables. Ofrécele al paciente ayuda y consuelo y retírate.

“No se reciben visitas”.  Sé respetuoso con este anuncio.  Seguramente las condiciones del paciente son críticas, especialmente cuando están en cuidado intensivo; no insistas.   Deja tu nombre y un mensaje de: “Cuenta con mi apoyo”; “Pronta mejoría”; “Pronta recuperación” o “Que te mejores pronto”.  

Consejos.  El diagnóstico lo da el médico, es mejor no ofrecer ni opiniones ni consejos, ya que éstos pueden preocupar y hasta ofender a los familiares.

Durante la visita. Evita todo género de preguntas sobre el padecimiento o condición del enfermo.  No incomodes a la familia y menos preguntes sobre cuestión de dinero y las finanzas, tema desde ya delicado.   
Contacto físico.  Puedes sujetar la mano del paciente suavemente, ni abrazos ni besos. Tampoco te sientes en la misma cama, si no hay sillas, te mantienes de pie.
¿Qué no hacer?  Utilizar perfumes, masticar chicles o llevar comida sin averiguar la dieta del paciente.  

Niños.  No lleves tus niños a una clínica, primero para concentrarte en el objetivo de tu visita y segundo para no exponerlos a cualquier contagio.  También podría resultar atemorizante para ellos.  
¿Flores o no?  Las flores no siempre son bienvenidas, pues pueden provocar alergias a los enfermos.  Una buena alternativa son los libros, revistas o globos.  Por encima de todo, el mejor obsequio es tu presencia.

No muestres emociones.  De por sí un paciente ya tiene el estrés de su hospitalización. Por tanto, tu conversación debe ser positiva, con palabras de ánimo y cariño.

¡A quién le gusta ir a las clínicas y hospitales! Espero que con estas cortesías comunes, hagas que una situación desagradable se torne al menos tolerable.   ¡Fuerza y coraje!